La coenzima Q10 o ubiquinona es un nutriente que deriva de las vitaminas y, por ello, tiene funciones similares. Simplificando mucho la explicación, una enzima es una proteína que sirve para que hayan las reacciones químicas necesarias en el organismo. Así, una coenzima es una pequeña molécula que se une a una enzima para que esta pueda llevar a cabo las reacciones necesarias.
Esta coenzima es un antioxidante liposoluble que se encuentra en todas las células de nuestro cuerpo y, de hecho, la podemos hallar en todos los seres vivos y su función es necesaria para nutrir las células, para que estas obtengan energía y, por lo tanto, para el metabolismo celular.
Es tan vital para el funcionamiento de los organismos que una deficiencia de
esta molécula produce la aparición de problemas de salud que pueden ser
leves o hasta muy graves si el déficit es importante. Se considera que es
grave un déficit a partir de un 25% menos de la cantidad normal que
necesitamos para funcionar correctamente. Así, si nos falta, podemos sufrir
desde problemas en la piel y envejecimiento
prematuro hasta tensión arterial alta, ataques cardíacos, problemas de
inmunodeficiencia y cáncer.
Beneficios de la coenzima Q10
Viendo la función de esta molécula no es de extrañar que tenga una gran
cantidad de beneficios para nuestro organismo. De hecho, entre los
principales beneficios de la ubidecarenona para nuestro cuerpo encontramos
los siguientes:
Regula el colesterol: ayudando a reducir el malo y aumentando el bueno.
Estimula las defensas: lo que hace que el sistema inmunológico sea más
fuerte y se eviten enfermedades tanto comunes como más graves.
Ayuda a combatir los radicales libres y el estrés oxidativo: esto se nota
princpialmente en la piel por ser más visible, pero se produce en todo
nuestro organismo. Por lo que, el funcionamiento de esta molécula es vital
para la salud.
Previene el envejecimiento prematuro: de la misma forma, se puede ver
fácilmente en la piel, pero el envejecimiento se produce en todos los
órganos del cuerpo.
Así, al ser un antioxidante, cardioprotector e inmunoestimulante tan
completo, nos ayuda a cuidar de nuestro corazón, sistema inmunológico y
piel. Además, como actúa en el metabolismo de las células nos ayuda en el
buen funcionamiento de todo el cuerpo. De hecho, su uso en cosmética está
popularizándose cada vez más y seguramente ya hayas visto alguna vez
productos de conezima Q10 para la piel.
Alimentos ricos en coenzima Q10
Como hemos comentado, nuestro cuerpo contiene esta molécula pero también
podemos ingerirla para aumentar los niveles, sobre todo una vez comienza a
disminuir la producción natural. Así, si quieres incluir alimentos naturales
que contengan coenzima Q10 en tu alimentación presta atención a esta lista
completa:
coenzima Q10 CONTIENE el
hígado de cerdo, hígado de res y jamón. ... El pollo y los huevos contienen
pequeñas cantidades de coenzima Q10. Pescado, verduras, frutos secos,
legumbres y semillas. Las sardinas, jureles, caballa, sepia, abadejo, atún y
el arenque contienen cantidades altas de coenzima Q10
Carnes y pescados
Atún
Salmón
Jurel
Sardinas
Boquerones
Arenques
Anchoas
Caballa
Bonito
Trucha
Mariscos
Carnes rojas y magras, sobre todo ternera
Vísceras
Huevos
Verduras, hortalizas, legumbres y frutas
Coles
Coliflor
Brócoli
Zanahoria
Tomate
Pimiento
Espinacas
Aguacate
Guisantes
Lentejas
Frijoles
Soja
Naranjas
Fresas
Frutos secos, semillas y cereales
Sésamo
Canola o colza
Cacahuetes
Pistachos
Nueces
Cereales integrales
Germen de trigo
Aceites vegetales
Entre los alimentos que contienen ubiquinol o coenzima Q10 as carnes y los
pescados son los que más cantidad contienen, por lo que son fuentes
primarias de esta coenzima. Por ejemplo, la carne de ternera es el alimento
que más Q10 aporta, pues unos 85 gramos de esta carne te ofrecen 2,6
miligramos de esta molécula. La misma cantidad de arenques proporciona 2,3
miligramos y los mismos gramos de pollo contienen 1,4 miligramos. El resto
de alimentos fuera de las carnes y pescados que hemos comentado, contienen
esta molécula pero en menor cantidad o bien llevan vitaminas esenciales para
la acción de esta molécula en nuestro organismo. Por ello, se les conoce
como fuentes secundarias de esta molécula esencial para el organismo.
Suplementos de coenzima Q10 y ubiquinol y dónde comprarlos
Si prefieres consumir una cantidad más concentrada de esta molécula tan
importante para el funcionamiento óptimo de nuestro cuerpo, puedes optar por
el consumo de alguno de los suplementos de Q10 que hay en el mercado. Tienes
que comentarlo previamente con tu médico habitual para asegurarte de que el
consumo de esta es bueno para ti o si es mejor que tomes otro tipo de
suplementos.Una vez tu médico te lo recomiende, puedes encontrar este tipo
de suplementos en las farmacias, algunas herboristerías y tiendas de
dietética y nutrición.
Dosis de coenzima Q10
La dosis que debes consumir de estos suplementos debe indicártela el médico
que te la ha recomendado, ya que en cada caso las cantidades necesarias
pueden variar. Igualmente es importante seguir las indicaciones del
prospecto y del envase.
Este resumen de información sobre el cáncer proporciona una visión general del uso de la coenzima Q10 para el tratamiento de esta enfermedad. En este resumen se incluyen los antecedentes de la investigación sobre la coenzima Q10 , una revisión de estudios de laboratorio y datos sobre las investigaciones con seres humanos. Aunque se identificaron varias formas de origen natural de la coenzima Q, la Q10 es la forma predominante que se encuentra en los seres humanos y la mayoría de los mamíferos; además, es la forma más estudiada por su potencial terapéutico. Por lo tanto, será la única forma de coenzima Q que se trate en este resumen.
Este resumen contiene la siguiente información clave:
Muchos de los términos médicos y científicos en este resumen tienen un enlace al Diccionario de cáncer del NCI la primera vez que se mencionan en cada sección. Este diccionario se orienta a personas sin conocimientos especializados. Al pulsar sobre un término con un enlace, aparece la definición en una ventana separada.
Las referencias bibliográficas citadas en los resúmenes de información sobre el cáncer del PDQ pueden tener enlaces a otros sitios de Internet gestionados por individuos u organizaciones con el propósito de comercializar o promover el uso de tratamientos o productos específicos. Estas referencias bibliográficas se ofrecen solo con fines informativos. Su inclusión no se debe interpretar como la aprobación del contenido de las páginas de Internet ni de ningún tratamiento o producto por parte del Consejo editorial del PDQ sobre las terapias integrales, alternativas y complementarias, o del Instituto Nacional del Cáncer.
La coenzima Q10 (también conocida como CoQ10, Q10, vitamina Q10, ubiquinona y ubidecarenona) es un tipo de benzoquinona sintetizado de forma natural por el cuerpo humano. La "Q" y el "10" en el nombre se refieren al grupo químico quinona y a las 10 subunidades de isoprenilo que forman parte de la estructura de este compuesto. El término "coenzima" denota que se trata de una molécula orgánica (contiene átomos de carbono) no proteica necesaria para el buen funcionamiento de su pareja proteica (una enzima o un complejo enzimático). Las células del cuerpo utilizan la coenzima Q10 en un proceso conocido de las siguientes formas:
Mediante este proceso, las mitocondrias producen energía para la multiplicación y el mantenimiento de las células.[1-4] Las células del cuerpo también utilizan la coenzima Q10 como un antioxidante endógeno.[1,2,4-8] Un antioxidante es una sustancia que protege las células contra los radicales libres, sustancias químicas muy reactivas que a menudo contienen átomos de oxígeno capaces de dañar componentes celulares importantes, como el ADN y los lípidos. Además, la concentración plasmática de la coenzima Q10 se ha utilizado en estudios como una forma de medir el estrés oxidativo.[9,10]
La coenzima Q10 se encuentra en la mayoría de los tejidos, pero las concentraciones más altas se observan en los siguientes órganos:[11]
La concentración más baja se encuentra en los pulmones.[11] En los tejidos, la concentración de este compuesto disminuye a medida que la gente envejece debido al aumento de la demanda, la disminución de la producción [11] o el consumo insuficiente de los precursores químicos necesarios para la síntesis.[12] En los seres humanos, las concentraciones sanguíneas normales de la coenzima Q10 se han definido de modo variable, con valores normales notificados que oscilan de 0,30 µg/ml a 3,48 µg/ml.[2,4,13,14]
Dada la importancia de la coenzima Q10 para optimizar la producción de energía celular, se ha explorado el uso de este compuesto en el tratamiento de otras enfermedades además del cáncer. La mayoría de estas investigaciones se enfocaron en el uso de la coenzima Q10 como un tratamiento para la enfermedad cardiovascular.[2,4,15] En pacientes de cáncer, con el uso de la coenzima Q10 se han observado los siguientes efectos:
La estimulación del sistema inmunitario por este compuesto también se observó en estudios con animales y en seres humanos sin cáncer.[21-27] Debido en parte a su potencial inmunoestimulante, la coenzima Q10 se ha utilizado como terapia adyuvante en pacientes con diversos tipos de cáncer.[17,20,28-33]
Aunque es posible que la coenzima Q10 actúe de modo indirecto contra el cáncer por sus efectos en el sistema inmunitario, hay evidencia que indica que los análogos de este compuesto pueden suprimir de manera directa el crecimiento del cáncer. Se ha observado que los análogos de la coenzima Q10 inhiben la proliferación de células cancerosas in vitro y la multiplicación de células cancerosas trasplantadas en ratas y ratones.[12,34] En vista de estos hallazgos, se planteó que los análogos de la coenzima Q10 tal vez actúen como antimetabolitos que interrumpen las reacciones bioquímicas normales necesarias para la multiplicación o la supervivencia de las células; por lo tanto, quizás sean útiles como medicamentos quimioterapéuticos.[12,34]
Varias compañías distribuyen la coenzima Q10 como suplemento alimentario. En los Estados Unidos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) regula los suplementos alimenticios como una categoría aparte de los alimentos, cosméticos y medicamentos. A diferencia de los medicamentos, no se exige ni la evaluación ni la aprobación de los suplementos alimenticios por la FDA antes de la comercialización, a menos que se afirme su utilidad para la prevención o el tratamiento de alguna enfermedad específica. La FDA, mediante buenas prácticas de manufactura, también regula la calidad y cantidad de los ingredientes de los suplementos alimenticios. Estas prácticas exigen que cada lote terminado de un suplemento alimenticio cumpla con la descripción del producto en cuanto a identidad, pureza, concentración, composición y límites de contaminación que pudieran adulterar el suplemento. Debido a que los suplementos alimenticios no se someten a una revisión formal anual para uniformar su fabricación, los ingredientes varían mucho entre cada lote y no hay garantías en cuanto a la presencia de los ingredientes que constan en las etiquetas del producto (o de que se encuentren en las cantidades especificadas). La FDA no ha aprobado la coenzima Q10 para el tratamiento del cáncer ni de ninguna otra afección.
Para llevar a cabo la investigación clínica de medicamentos en los Estados Unidos, los investigadores deben presentar una solicitud de un nuevo medicamento (IND) a la FDA. El proceso de solicitud de una IND es estrictamente confidencial y la información de la IND solo la pueden revelar los solicitantes. Hasta la fecha, ningún investigador anunció haber solicitado una IND para estudiar la coenzima Q10 como un tratamiento del cáncer.
En estudios con animales, la coenzima Q10 se ha administrado por inyección (intravenosa, intraperitoneal, intramuscular o subcutánea). Si bien en los seres humanos se suele tomar por vía oral en forma de pastillas (perlas de gel o cápsulas), también se administra por infusiones intravenosas.[4] La coenzima Q10 se absorbe mejor con grasa; por lo tanto, los preparados con lípidos se asimilan mejor que el compuesto purificado.[2,4] En estudios con seres humanos, las dosis de suplementos y los esquemas de administración varían, pero, por lo general, oscilan de 90 mg/día a 390 mg/día.
La coenzima Q10 se aisló por primera vez en 1957; su estructura química (compuesto de benzoquinona) se determinó en 1958.[1,2] El interés por la coenzima Q10 como sustancia terapéutica para el cáncer comenzó en 1961, cuando se observó una deficiencia en la sangre de pacientes oncológicos suecos y estadounidenses; en particular, en la sangre de pacientes con cáncer de mama.[2-4] En un estudio posterior, se observó una relación estadísticamente significativa entre la deficiencia en la concentración plasmática de la coenzima Q10y el pronóstico del cáncer de mama.[5] Se notificaron concentraciones sanguíneas bajas de este compuesto en la sangre de pacientes con otras neoplasias malignas diferentes al cáncer de mama, como mieloma, linfoma y cánceres de pulmón, próstata, páncreas, colon, riñón y cabeza y cuello.[2,6,7] Además, se detectaron disminuciones en la concentración de coenzima Q10 en tejidos de neoplasias malignas en seres humanos,[8-12] pero también se notificaron aumentos de la concentración.[8]
Una gran cantidad de datos de laboratorio y en animales sobre la coenzima Q10 se han acumulado desde 1962.[2] La investigación acerca de los mecanismos de producción de energía celular en los que participa este compuesto recibió el Premio Nobel de Química en 1978. En algunos de los datos acumulados, se observa que la coenzima Q10 estimula el sistema inmunitario de los animales, lo que conduce a una mayor concentración de anticuerpos,[13] mayor número o actividad de macrófagos y células T (linfocitos T),[13,14] además de aumento en la resistencia a las infecciones.[15-17] También se notificó que la coenzima Q10 aumenta las concentraciones de anticuerpos IgG (inmunoglobulina G) y el cociente CD4/CD8 en las células T de seres humanos.[18-20] CD4 y CD8 son proteínas que se encuentran en la superficie de las células T; CD4 y CD8 identifican las células T auxiliares y las células T citotóxicas, respectivamente. Se notificaron disminuciones del cociente CD4/CD8 en las células T de pacientes oncológicos.[21,22] En investigaciones posteriores, se definieron las propiedades antioxidantes de la coenzima Q10.[23-27]
Los mecanismos de acción propuestos para la coenzima Q10 que son importantes para el cáncer incluyen su función esencial en la producción de energía celular y la estimulación del sistema inmunitario (que quizás estén relacionados entre sí), así como su función antioxidante. La coenzima Q10 es fundamental para la producción de energía aeróbica,[1,25,28] y se indicó que el aumento de la energía celular conduce a un incremento de la síntesis de anticuerpos en las células B (linfocitos B).[6,18] Como se señalo antes (sección Información General), la coenzima Q10 también se comporta como un antioxidante.[1,25-27,29-32] Se cree que, mediante esta función, la coenzima Q10 estabiliza las membranas celulares (estructuras lipídicas esenciales para el mantenimiento de la integridad celular) y previene el daño que producen los radicales libres a otros componentes celulares importantes.[1,25,27,32] El daño al ADN (y quizás a otras moléculas celulares) causado por los radicales libres es posible que sea un factor en la formación del cáncer.[11,23,30,33-36]
El trabajo de laboratorio sobre la coenzima Q10 se ha centrado, sobre todo, en su estructura y su función en la respiración celular. En los estudios con animales se demostró que la coenzima Q10 estimula el sistema inmunitario; los animales tratados presentaron mayor resistencia a las infecciones protozoarias [1,2] y a las neoplasias inducidas por virus o sustancias químicas.[1-4] En los primeros estudios sobre la coenzima Q10 se observó un aumento de la hematopoyesis (formación de nuevos glóbulos sanguíneos) en monos,[4,5] conejos,[6] y aves de corral.[5] La coenzima Q10 demostró un efecto protector sobre el músculo cardíaco de ratones, ratas y conejos que recibieron el medicamento contra el cáncer doxorrubicina, un tipo de antraciclina.[7-12] Si bien en otro estudio se confirmó este efecto protector con la administración de doxorrubicina intraperitoneal en ratones, no se demostró un efecto protector cuando la antraciclina se administró por vía intravenosa, que es la vía de administración en seres humanos.[13]
Los investigadores de un estudio emitieron una advertencia cuando descubrieron que la administración conjunta de coenzima Q10 y radioterapia disminuye la eficacia de esta última.[14] En este estudio, los ratones inoculados con células humanas de cáncer de pulmón de células pequeñas (estudio de xenoinjerto), que después recibieron la coenzima Q10 y una dosis única de radioterapia, tuvieron una inhibición del crecimiento tumoral mucho menor que los ratones del grupo de control tratados con radioterapia sola. Dado que la radiación conduce a la producción de radicales libres y que los antioxidantes protegen contra el daño de los radicales libres, el efecto en este estudio quizás se explique por la acción antioxidante de la coenzima Q10 . Como se señaló antes, en estudios de laboratorio y con animales se obtuvo cierta evidencia de que los análogos de la coenzima Q10 quizás tengan actividad anticancerígena directa.[15,16] Consultar la sección Información General.
Los estudios clínicos sobre el uso de la coenzima Q10 para la prevención y el control de los efectos secundarios del tratamiento del cáncer, o como sustancia terapéutica para el cáncer, son muy escasos. Es importante destacar, que en los ensayos clínicos que estudian el uso de la coenzima Q10 en la prevención de los efectos tóxicos del tratamiento oncológico, no se realizó un seguimiento a largo plazo para valorar los desenlaces de los pacientes y determinar si la coenzima Q10 disminuye la eficacia del tratamientos (por ejemplo, quimioterapia y radioterapia). En un estudio de observación con 1134 pacientes de cáncer de mama inscritos en un ensayo clínico multinstitucional del Instituto Nacional del Cáncer (SWOG S0221) se indicó que el uso de suplementos antioxidantes, como la coenzima Q10, antes del tratamiento del cáncer y durante el mismo, quizás se relacione con tasas superiores de recidiva y menor supervivencia.[1]
En vista de los resultados prometedores de los estudios con animales, la coenzima Q10 se probó como protector contra la toxicidad cardíaca observada en pacientes de cáncer tratados con la antraciclina doxorrubicina. Se postuló que la doxorrubicina interfiere con las reacciones bioquímicas productoras de energía donde participa la coenzima Q10 en las mitocondrias del miocardio y que esta interferencia se supera al añadir la coenzima Q10 como un suplemento.[2-4] En los estudios con adultos y niños, incluso en el ensayo aleatorizado que se mencionó antes, se confirmó la disminución de la toxicidad cardíaca observada en los estudios con animales.[2,5-7] En un ensayo aleatorizado [7] con 20 pacientes se evaluó la capacidad de la coenzima Q10 para reducir la cardiotoxicidad causada por las antraciclinas.
En dos ensayos controlados aleatorizados se analizó el potencial de los suplementos de coenzima Q10para prevenir y tratar la fatiga en pacientes que recibían tratamiento oncológico. En un ensayo aleatorizado controlado con placebo con 236 pacientes de cáncer de mama que recibieron quimioterapia adyuvante con radioterapia o sin esta se concluyó que la coenzima Q10 administrada en una dosis diaria de 300 mg en combinación con 300 UI de vitamina E, dividida en 3 dosis, no impidió el empeoramiento de los valores medios de fatiga o de calidad de vida inducido por el tratamiento después de 24 semanas de administración de suplementos.[8] En otro ensayo más reducido (N = 59) se administró una dosis diaria de un suplemento diferente que contenía coenzima Q10 (30 mg), aminoácidos de cadena ramificada (2500 mg) y L-carnitina (50 mg). Durante los 21 días del ensayo, todos los pacientes recibieron quimioterapia adyuvante y ninguno de ellos recibió radioterapia. En los resultados de este ensayo tampoco se demostró una diferencia significativa en los valores medios de fatiga entre el grupo de tratamiento y el grupo de control; sin embargo, se observó un beneficio estadísticamente significativo en el criterio principal de valoración (valor máximo de fatiga en las últimas 24 horas) del estudio.[9]
La administración de la coenzima Q10 para el tratamiento del cáncer en seres humanos se ha investigado solo de manera limitada. En vista de que se observó que las concentraciones sanguíneas de la coenzima Q10 a menudo son bajas en los pacientes de cáncer,[10-14] se probó la administración de suplementos de este compuesto en pacientes sometidos a tratamiento convencional. En un estudio clínico sin enmascaramiento, abierto y no controlado realizado en Dinamarca, se dio seguimiento a 32 pacientes de cáncer de mama durante 18 meses.[15] La enfermedad de estos pacientes se había diseminado a los ganglios linfáticos axilares, y un número sin notificar de pacientes presentaban metástasis a distancia. Los pacientes recibieron suplementos antioxidantes (vitamina C, vitamina E y betacaroteno), otras vitaminas y oligoelementos, ácidos grasos esenciales y coenzima Q10 (dosis de 90 mg/día), además del tratamiento estándar (cirugía, radioterapia y quimioterapia, con tamoxifeno o sin este). Se citó a los pacientes cada 3 meses para controlar el estado de la enfermedad (progresiva o recidivante) y, en caso de sospecha de una recidiva, se los sometió a mamografía, gammagrafía ósea, radiografía o biopsia. La tasa de supervivencia durante el período del estudio fue del 100 % (se esperaban 4 defunciones). Se notificó que 6 pacientes presentaron algunos indicios de remisión; sin embargo, se proporcionaron datos clínicos incompletos y la información indicativa de remisión solo estuvo disponible para 3 de los 6 pacientes. Ninguno de los 6 pacientes presentó hallazgos sugestivos de otras metástasis. Se notificó disminución del uso de analgésicos, mejora de la calidad de vida y ausencia de perdida de peso en los 32 pacientes. No se especificó si el uso de analgésicos y la calidad de vida se midieron de forma objetiva (por ejemplo, a partir de registros de farmacia y cuestionarios validados, respectivamente) o subjetiva (autoinformes de los pacientes).
En un estudio de seguimiento, 1 de los 6 pacientes con remisión notificada y otro paciente nuevo se trataron durante varios meses con dosis más altas de coenzima Q10 (390 mg/día y 300 mg/día, respectivamente).[16] La extirpación quirúrgica del tumor primario de mama en ambos pacientes había sido incompleta. Después de 3 a 4 meses de recibir dosis altas de coenzima Q10 ambos pacientes presentaron una regresión completa de los tumores de mama residuales (evaluada mediante examen clínico y mamografía). Cabe señalar que, en el estudio de seguimiento, se utilizó un identificador diferente para el paciente que había participado en el estudio original. Por lo tanto, es imposible determinar cuál de los 6 pacientes con una remisión notificada participó en el estudio de seguimiento. En el informe del estudio de seguimiento, los investigadores notificaron que los 32 pacientes del estudio original seguían vivos a los 24 meses de observación, aunque se esperaban 6 defunciones.[16]
En otro informe de los mismos investigadores, se notificó que 3 pacientes de cáncer de mama que recibieron dosis altas de coenzima Q10(390 mg/día) se siguieron durante 3 a 5 años.[11] Un paciente tuvo una remisión completa de las metástasis hepáticas (determinada por examen clínico y ecografía), otro tuvo una remisión de un tumor que se había diseminado a la pared torácica (determinada por examen clínico y radiografía de tórax) y el tercer paciente no presentó hallazgos microscópicos de restos tumorales después de una mastectomía (determinados por biopsia del lecho tumoral).
Los 3 estudios en seres humanos antes mencionados [11,15,16] tuvieron importantes defectos de diseño que podrían haber influido en sus resultados. Las defectos del estudio fueron la ausencia de un grupo de control (es decir, todos los pacientes recibieron coenzima Q10), un posible sesgo de selección en las investigaciones de seguimiento y múltiples variables de confusión (es decir, los pacientes recibieron diferentes suplementos además de la coenzima Q10 y se les administró tratamiento estándar mientras recibían los suplementos de coenzima Q10o justo antes de recibirlos). En consecuencia, no es posible determinar si alguno de los resultados beneficiosos se relacionó en forma directa con la terapia de coenzima Q10.
También se dispone de informes anecdóticos en la bibliografía científica revisada por expertos donde se indica que la coenzima Q10 prolonga la supervivencia de pacientes con cáncer de páncreas, pulmón, recto, laringe, colon y próstata.[6] Los pacientes descritos en estos informes también recibieron otras terapia además de la coenzima Q10, incluso quimioterapia, radioterapia y cirugía.
No se ha notificado toxicidad grave relacionada con el uso de coenzima Q10 .[1-4] Las dosis de 100 mg/día o más causaron insomnio leve en algunas personas. Se detectó un aumento de las enzimas hepáticas en pacientes que tomaron dosis de 300 mg/día durante períodos largos, pero no se informó de efectos tóxicos en el hígado.[1] Los investigadores de un estudio cardiovascular notificaron que la coenzima Q10 causó erupciones cutáneas, náuseas y dolor epigástrico (parte superior del abdomen) que exigieron la salida del estudio de un pequeño número de pacientes.[5] Otros efectos secundarios notificados incluyeron mareos, fotofobia (sensibilidad visual anormal a la luz), irritabilidad,[5] dolor de cabeza, ardor de estómago y fatiga.[6]
En un estudio prospectivo donde se analizó la relación entre el uso de suplementos y los desenlaces del cáncer de mama (SWOG S0221), el uso de cualquier tipo de suplemento antioxidante antes del tratamiento o durante el mismo, incluso la coenzima Q10, la vitamina A, la vitamina C, la vitamina E y los carotenoides, se relacionó con una tendencia que indicó un mayor riesgo de recidiva (cociente de riesgos instantáneos ajustado, 1,41; intervalo de confianza, 0,98–2,04, P = 0,06).[7]
Ciertos fármacos para disminuir los lípidos, como las estatinas (lovastatina, pravastatina y simvastatina) y el gemfibrozilo, así como los fármacos de administración oral que reducen el azúcar en la sangre, como la gliburida (glibenclamida) y la tolazamida, producen una disminución de las concentraciones séricas de la coenzima Q10y reducen los efectos de la coenzima Q10 como un suplemento.[1,8-10] Los betabloqueantes (fármacos que reducen la frecuencia cardíaca y disminuyen la presión arterial) inhiben las reacciones enzimáticas que dependen de la coenzima Q10. La fuerza contráctil del corazón en pacientes con presión arterial alta aumenta con la administración de la coenzima Q10.[1] La coenzima Q10 reduce la respuesta del cuerpo al anticoagulante warfarina.[10] Por último, la coenzima Q10 reduce las necesidades de insulina en personas con diabetes.