combatir enfermedades comunes como la artrosis o la artritis.
Tenemos que ser conscientes de que las articulaciones pagan el precio de la movilidad que nos dan los músculos y de la fuerza que estos imprimen a nuestros movimientos. Para ello basta pensar en el peso que soportan nuestra cadera, rodilla o tobillo en el simple hecho de andar, multiplicando varias veces nuestro peso corporal en cada apoyo. Mucho más en el caso de movimientos más bruscos, en los que la velocidad o las deceleraciones obligan a soportar cargas increíbles. Todo ello supone, incluso en ausencia de enfermedad, una tensión para las articulaciones y para los cartílagos, que tarde o temprano acaban por sufrir el desgaste mecánico de tanta actividad acumulada durante la vida.
Para proteger nuestras articulaciones debemos tener en cuenta determinados detalles. En primer lugar, hay que cuidar el peso corporal, ya que supone el primer elemento de sobrecarga y desgaste mecánico. Para ello es fundamental que nuestras articulaciones cumplan su función correctamente durante las prácticas de actividad física que contribuyan a la pérdida de peso. Los ejercicios suaves y mantenidos son mejores que aquellos muy intensos, que pueden ser desaconsejables para personas normales no sujetas a entrenamientos adecuados. Como hemos dicho, las articulaciones inferiores se deterioran más, ya que aguantan más peso que las superiores.
Por otro lado la actividad física potencia la musculatura, y esta protege las articulaciones evitando el deterioro precoz de los cartílagos articulares. Esto es especialmente importante en la columna y los músculos lumbares, extensores de la misma, y en la rodilla y la musculatura del cuádriceps. Aparte del movimiento, la higiene postural en las posiciones más frecuentes, como sentarse, levantar peso y hacer las tareas diarias, es también muy importante.
Lo mejor es aprovechar los días de descanso para ejercicios de movilidad articular o flexibilidad
Ya hemos hablado de la necesidad de recuperación de nuestros músculos para hacer un entrenamiento eficaz. De la misma manera, las articulaciones precisan de un tiempo de recuperación después de sobrecargas importantes. A veces un día de descanso es mejor que seguir sobrecargando las articulaciones. No debemos trabajar o entrenar con dolor. Lo mejor es aprovechar los días de descanso para ejercicios de movilidad articular o flexibilidad.
Cuanto peor sea la forma física más riesgo se corre con la actividad física. Entrena de manera inteligente y márcate los límites acordes a tu edad o tu condición. No tienes que competir con nadie. Tu éxito está en mantenerte sano y feliz y facilitar que tu entorno pueda beneficiarse de tu experiencia o aprovechar la de los otros en tu beneficio. En este sentido, una vez más debemos repetir que no siempre más es mejor.
Sigue una dieta variada, haciendo especial hincapié en los lácteos (fundamentalmente para fortalecer los huesos), las proteínas (para los músculos) y las vitaminas A, C y D.
Haz ejercicio regularmente, aunque la intensidad de la actividad física debe depender siempre de tu edad y de tu estado físico.
Procura mantenerte en tu peso ideal.
Evita el tabaco y no abuses del alcohol.
Reduce el riesgo de caídas y no hagas esfuerzos por encima de tus posibilidades. No olvides que la imprudencia es el principal factor de riesgo.
¡Atención al “entrenamiento invisible”! El descanso adecuado forma parte de un buen entrenamiento: hay que administrar correctamente los días de descanso para evitar el sobreesfuerzo.
No te olvides de mantener siempre una buena postura, ya estés trabajando, leyendo o incluso durmiendo.
El cuidado de nuestras articulaciones es muy importante, tanto para evitar lesiones como para disminuir el riesgo de sufrir afecciones como la artritis. Mantener las articulaciones flexibles y ayudar a su correcta movilidad es posible siguiendo una serie de sencillos consejos que os dejamos a continuación. No importa la edad que tengas, cuidarnos hoy nos puede evitarnos problemas mañana.
En nuestras tareas diarias es importante adoptar posturas correctas a la hora de levantar peso o agacharnos. Siempre es aconsejable repartir el peso entre ambos brazos, y agacharnos y levantarnos con la columna recta y no curvarla. Si el peso es demasiado, mejor pedir ayuda.
El aumento de peso puede perjudicar las rodillas por lo que conviene mantener un peso corporal saludable para nuestra estatura.
La actividad física ayuda mucho al buen funcionamiento de las articulaciones. Debemos adaptarlo a nuestras circunstancias y posibilidades, y si fuese necesario buscar ayuda de profesionales. Salir a andar o la natación son, por ejemplo, ejercicios beneficiosos.
Hacer uso de utensilios que nos facilitan la vida diaria es importante sobre todo si ya sufrimos de problemas con las articulaciones. Barandillas y soportes en baños y escaleras para evitar caídas, ganchos para alcanzar cosas a demasiada altura o que se han caído al suelo. Pregunta por nuestros productos en la sección de ortopedia.
Si necesitas medicación, consulta SIEMPRE a tu doctor. La automedicación nunca es aconsejable, cada caso es distinto y debe ser tratado de manera personalizada.
Existen suplementos naturales que son de gran ayuda para prevenir la artritis y mejorar la salud de nuestras articulaciones. El colágeno, la glucosamina, la condroitina, el harpagofito y demás sustancias han demostrado su gran efectividad a la hora de tratar problemas de articulaciones. Consúltanos sobre nuestros diferentes productos.
Esperamos que estos consejos os sean de ayuda, y para cualquier duda o consulta no dudéis en acudir a nosotros, estaremos encantados de aconsejaros.