Defensa Personal Femenina

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La Auto-defensa es la adaptación inteligente a las situaciones de peligro o riesgo, combinando de forma ventajosa para nuestra supervivencia las tres respuestas posibles: Resistencia, Sumisión y Evasión.

 Deben tener en cuenta y conocer ventajas y limitaciones.

Limitaciones:

Ventajas:

Analizando las limitaciones y ventajas lo más aconsejable es rehuir los enfrentamientos físicos directos o en caso inevitable, compensar las limitaciones con armas artificiales que habitualmente se dispone (Llaves, carteras, zapatos bolígrafos etc.)

Estos enfrentamientos deben partir de una posición sumisa o pasiva, aprovechando el factor sorpresa, actuando con decisión y utilizando las partes corporales más duras (codos, rodillas, o pie calzado) en caso de disponer de un arma de las antes descriptas se deberán utilizar preferentemente sobre las zonas más débiles y sensibles del agresor. Esta aplicación deberá ser rápida y sin reparar en la posición final, ya que el objetivo elegido para nuestro golpe debe estar lo más cercano posible.

Sólo con habilidad y prudencia podrá resolver las agresiones, apoyándose en la sumisión aparente hasta encontrar el instante ventajoso. Recordemos que al adoptar una actitud de sumisión el agresor tenderá a infravalorar la capacidad de respuesta ofensiva de la mujer, siendo para ésta el factor sorpresa una gran ayuda si su actuación es decidida y en el momento oportuno.

En la evasión (respuesta = huida) debemos atender a las diferencias físicas y de indumentaria adecuada para la carrera. Debiendo, en caso de utilizarse, hacerlo en zigzag o en búsqueda de un terreno ventajoso (escalera, desnivel del piso, esquina) utilizando los zapatos como armas para detener al agresor en caso de inminente captura, o una detención brusca agachándonos a fin de provocar el desequilibrio del perseguidor.

La habilidad autodefensiva no puede aprenderse sin su práctica, sin embargo ésta será de poca utilidad sino está fundamentada en unos principios teóricos que permitan transferirla a situaciones reales, ya que en la autodefensa rara vez se presentan situaciones idénticas a las practicadas. Así pues, la teoría no es eficaz sino está respaldada por la práctica (entrenamiento físico - técnico), y ésta a su vez es insuficiente sin la teoría, para aplicarla con éxito regular a las situaciones reales de peligro. La teoría nos ayuda a retener una habilidad previamente aprendida durante un mayor período de tiempo.

En la autodefensa es importante el propio descubrimiento, pero éste debe partir del aprendizaje a cargo de un buen maestro, pues los errores iniciales se arrastran con dificultad.

La teoría debe marcar el nivel inicial para la autodidacta; indicando cuáles son las situaciones y acontecimientos que den al sujeto las máximas posibilidades de adquirir las habilidades autodefensivas de forma rápida. La teoría debe de entenderse como ayuda y no como la transmisión del aprendizaje.

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