EMBARAZO
Las práctica deportiva durante la gestación es beneficiosa

LAS DEPORTISTAS DE ALTO NIVEL YA NO TIENEN QUE ESPERAR A LA RETIRADA
PARA SER MADRES. ACTUALMENTE, ES POSIBLE COMPAGINAR LOS ENTRENAMIENTOS CON ELEMBARAZO. SIN EMBARGO, DEBEN TOMARSE CIERTAS PRECAUCIONES PARA EVITAR DAÑOS EN EL FETO

La actual campeona europea de los 5.000 y 10.000 metros, la irlandesa Sonia
O'Sullivan, ha estado entrenándose hasta hace pocos días a pesar de que dará a
luz en junio. Incluso ha anunciado que participará en una carrera de 21
kilómetros en octubre. El caso de O'Sullivan ha dejado de ser excepcional. Cada
vez son más las deportistas que deciden ser madres en pleno apogeo de su
carrera a cambio de que el embarazo no afecte demasiado a su forma física. Para
ello, se ponen en manos de un equipo multidisciplinar integrado, generalmente,
por un ginecólogo, un experto en nutrición y un preparador físico.
PRECAUCIONES.- La mayoría de los entrenadores aconseja seguir los
entrenamientos con ciertas precauciones, disminuyendo la intensidad de las
sesiones a medida que avanza la gestación. Suele fijarse un límite de 140 o 150
pulsaciones por minuto como tope máximo de intensidad y, además, se controla el
ritmo cardiaco. Si cinco minutos después del final de la sesión el ritmo no ha
descendido a 100 latidos por minuto, entonces la intensidad se considera
excesiva y se rebaja en la siguiente sesión. Al mismo tiempo, hay que tener en
cuenta que existen deportes absolutamente contraindicados en el embarazo.
Además de los de contacto, deben evitarse otros ejercicios como el submarinismo
(debido al riesgo de sufrir una enfermedad por descompresión) o el esquí
acuático (por la posibilidad de que el agua entre bruscamente en el útero y
provoque un aborto). Si consideramos el embarazo de una mujer no deportista, la
práctica de ejercicio físico también está muy recomendada por tres ventajas
fundamentales: la mejoría del estado cardiopulmonar, mayor facilidad para
controlar el peso y la protección frente al estrés psíquico y la depresión. A
estos tres beneficios se suma la prevención de la diabetes gestacional
(alteración que aparece en el 5% de las gestantes). Además, al aumentar la
fuerza, la flexibilidad y la resistencia, el ejercicio facilita el parto.
Muchos expertos aconsejan a las mujeres que no hacen deporte habitualmente que
esperen hasta el segundo trimestre de embarazo antes de realizar ejercicio
físico alguno, fundamentalmente porque las náuseas y la fatiga suelen ser
frecuentes en los primeros meses. Las actividades más recomendables son la
natación, la bicicleta estática o simplemente caminar media hora diaria. El
ejercicio físico genera rápidamente en la embarazada una sensación de vitalidad
y bienestar y un incremento de la autoestima. Cuando haga ejercicio, la futura
madre debe huir siempre del calor. La práctica deportiva habitual en ambientes
excesivamente húmedos y calurosos podría afectar al desarrollo del sistema
nervioso central del feto. Tampoco son recomendables las saunas y los baños
calientes. Asegurar una hidratación adecuada es fundamental durante la
gestación. Se deben ingerir líquidos (preferentemente bebidas isotónicas)
antes, durante y después de la actividad física. La orina sirve como indicador
muy fiable del grado de hidratación: si es transparente o muy clara, la
hidratación es correcta.
EL PESO.- Los expertos en nutrición aconsejan elevar la ingesta de la
embarazada en unas 300 calorías diarias, aumentando especialmente el consumo de
proteínas. Para asegurarse el aporte de ácido fólico bastará con seguir una
dieta rica en alimentos como las espinacas, los cítricos o las lentejas. El
peso debe ser vigilado constantemente para evitar que se dispare en pocas
semanas. Un trabajo publicado en el International Journal of Obesity, por
investigadores del University College de Londres, confirma que las embarazadas
aumentan su ingesta de alimentos considerablemente incluso si habían tomado la
decisión de no comer mucho antes de quedarse embarazadas. Tras el parto se debe
reanudar la actividad física progresivamente. El caso de la corredora Liz
McColgan, excampeona mundial de 10.000 metros, es algo exagerado pero sirve
como ejemplo. La fondista escocesa, que se entrenaba al máximo nivel a los
pocos días de dar a luz, ganó una carrera de ocho kilómetros tan sólo 25 días
después del parto.