Embarazo y Alimentacion                                                                                                                

Deben tenerse en cuenta en la dieta que durante la lactancia se sugiere consumir alimentos ricos en hierro y calcio, por ejemplo:

Leche fortificada con calcio e hierro Quesos
Carnes Huevos
Espinaca Legumbres
Morcilla Hígado
 

Una dieta sana para el embarazo

Es una evidencia decir que, durante el embarazo, la mujer debe cuidar en extremo su dieta, ya que la vida del recién nacido depende de la buena alimentación de la madre. Sin embargo, se tiene la falsa creencia de que cuanto más se come, más sano nacerá el bebé. Las embarazadas tienen que comer en cantidad suficiente para sustentar a una pequeña vida, eso es cierto, pero sobre todo han de comer con variedad y calidad. Ambas son las máximas que deben regir en la dieta de una mujer encinta.

Normalmente una futura mamá engordará entre kilo y kilo y medio por cada mes de embarazo, lo que significa que aumentará entre 12 y 14 kilos de peso durante el periodo de gestación. Superar esas cifras representa un peso excesivo que supone un exceso de grasa para la madre y el niño.

Por supuesto, no ganar los kilos suficientes también es perjudicial para el bebé, sobre todo si el aumento de peso es inferior a los 4,5 kilos. Las dietas de adelgazamiento están totalmente prohibidas durante el embarazo ya que el feto recibe menos nutrientes de los que debería. Es nuestro médico el que irá vigilando el buen estado de salud de la madre y del niño, e indicará las correspondientes correcciones en la alimentación.

Una alimentación equilibrada
Las máximas de la dieta de una embarazada, como ya hemos dicho, deben ser calidad y variedad. Las comidas, por tanto, serán ricas en alimentos muy diversos, en los que estén presentes, de manera abundante, los alimentos frescos, fundamentalmente cereales, frutas, verduras, pescado, carnes, huevos y lácteos.

Además, de cada grupo de los mencionados, es necesario incluir todo tipo de productos para asegurarse de que se está recibiendo toda la cantidad de nutrientes que se necesitan en este periodo clave de la vida. Es importante insistir en que no se puede consumir de un tipo de alimento en exceso ni, cómo no, que falte cierto producto en la dieta.

Respecto a las necesidades calóricas de una embarazada, no son tantas como se ha creído tradicionalmente. Para el correcto desarrollo del feto es suficiente con incrementar 250 calorías más la dieta diaria. Es muy importante que gran parte de este aumento esté bien nutrido de proteínas (pescado, carne, huevos, legumbres y lácteos).

Proteínas, grasas y ácido fólico
Las proteínas de los productos de origen animal y de las legumbres son básicas para la dieta del ser humano y, por tanto, de la embarazada. Tampoco faltarán en su alimentación los vegetales (frutas y hortalizas) y los cereales, siempre ricos en fibra y sin azúcar.

Por otra parte, hay que evitar el consumo de grasas, que provienen fundamentalmente de la bollería, los aperitivos de patata, las bebidas gaseosas azucaradas y los dulces. La sal es necesaria para el embarazo y no debe suprimirse de la dieta, pero hay que usarla con moderación y siempre prefiriendo la sal yodada.

La vitamina fundamental para las mujeres en estado de gestación es el ácido fólico. Perteneciente al grupo B, podemos encontrarla en las verduras de hoja verde, los espárragos, las legumbres y el hígado. Para las embarazadas es imprescindible tomar al menos 0,4 mg. de esta vitamina cada día, principalmente en las primeras semanas.

Una buena provisión de ácido fólico ayuda a proteger al feto de contraer ciertos defectos congénitos de la espina dorsal y del cerebro. Si se diesen casos de carencias de esta sustancia, ya que mediante la alimentación exclusivamente puede ser difícil obtener toda la cantidad que se necesita, el especialista puede recomendar complejos vitamínicos adicionales.

Hábitos alimenticios y saludables
Como costumbre sana, una mujer encinta debe hacer tres comidas diarias, aunque si se dan molestias estomacales, se pueden ampliar a cinco o seis raciones, reduciendo, como es lógico, la cantidad de alimentos en cada una de ellas. Para superar el hambre entre comidas, el queso, el yogur, el zumo, las frutas y las verduras deberán ser los mejores tentempiés, desechando las fuentes de grasa, como pasteles, aperitivos de patata o bebidas azucaradas.

Una mujer en estado de gestación requiere tener su cuerpo bien hidratado y por eso ha de beber mucho líquido. Se recomienda que, como mínimo, la futura mamá beba unos ocho vasos de líquido diario. El agua se puede complementar con un vaso de zumo de frutas y un par de vasos de leche.

Por otra parte, una embarazada deberá ser cauta con la ingesta de cafeína. Ha de tener cuidado con el café, el té, las bebidas estimulantes y el chocolate. Todos estos productos tienen cafeína en distintas cantidades y dicha sustancia debe suministrarse con moderación.

Respecto a otros hábitos, no alimenticios en este caso, está totalmente prohibido fumar y beber alcohol. También es esencial no tomar medicamentos que no hayan sido recetados por el médico.

Una guía para una dieta variada
A continuación exponemos una lista de los requerimientos diarios que necesita una embarazada por tipo de alimento. No olvides que se trata de una guía orientativa y que, en realidad, es un médico el que mejor te puede asesorar respecto a cada caso concreto:

Fruta (2-4 raciones): recuerda que una ración equivale a media taza de fruta cortada, una fruta mediana (como una pera o una manzana) o a tres ciruelas.

Cereales (4-6 raciones): una ración equivale a una rebanada de pan, 150 gr. de cereales o 100 gr. de arroz o pasta.

Lácteos (3-4 raciones): una ración es un vaso de leche, dos yogures, 150 gr. de queso fresco o un flan.

Proteínas (2-3 raciones): una ración es un filete de carne roja, de pollo, de pescado, o bien dos huevos.

Verduras (3-5 raciones): una taza de verduras crudas o media taza de verdura cocida.

La alimentación hiposódica en la embarazada

La sal
Todos los manuales y libros de divulgación para la mujer embarazada aconsejan reducir al mínimo el consumo de sal. También en corrientes de medicina natural se aconseja estar atentos al "sodio oculto", es decir, al que se encuentra normalmente en fiambres y embutidos, el sodio presente en la leche, en el pan y en prácticamente la totalidad de los quesos y en las verduras, sobre todo las más sabrosas (como espinacas, zanahorias y apio). Los efectos de la sal en la embarazada son una excepción: es más peligrosa la carencia que el exceso de sal. Aunque no ocurre lo mismo antes de la concepción, ya que en vistas de un embarazo hay que mantener el consumo de sal en unos pocos gramos al día, como la mejor forma de no comenzarlo con tejidos hinchados de agua y pérdida de elasticidad. Esto ocurre porque existe una relación directa entre la cantidad de sal que se consume y la cantidad de agua que el cuerpo retiene: a mayor cantidad de sal, mayor retención de agua. Los tejidos de la mujer embarazada muestran una particular avidez hacia el agua, por lo que si se le suma un excesivo consumo de sal, los tejidos pueden hincharse en demasía.
Lo ideal –antes, durante y después del embarazo– es suministrarle a nuestro cuerpo una dosis adecuada de sal que mantenga el correcto equilibrio de líquidos. Si bien la necesidad de sodio crece durante el embarazo –debido al mayor volumen de la sangre– el consumo de sal debe ser siempre moderado para que no llegue a ser perjudicial. Existe una marcada tendencia al exceso en el uso de la sal, por el sabor de los alimentos salados al que el organismo se acostumbra rápidamente. Pero si tenemos en cuenta que casi todos los alimentos contienen sal en mayor o menor medida, nos daremos cuenta que nuestras necesidades al respecto se encuentran cubiertas, siendo superfluo el añadir aún más.

Dietas sin sal
Los casos en los que es necesario limitar o anular el consumo de sal son pocos, se reducen a aquellas personas que ya antes del embarazo sufrían problemas renales o cardíacos, o bien cuando aparece hipertensión o edemas. En estos casos, el control de la sal deberá realizarse con extremada atención, para que la futura madre consuma una mínima cantidad de sodio que le permita expandir el volumen sanguíneo, sin que ello implique efectos colaterales.

Algunos consejos para comer bien sin sal
Consumir muchas verduras crudas; dar sabor a las ensaladas con cebolla e hierbas aromáticas como berro o albahaca; perfumar la ensaladera con una pizca de ajo. El sabor ácido de algunos frutos como el limón o el tomate es un perfecto sustituto de la sal. No se trata sólo de eliminar la sal de cocina sino de hacer una transformación completa de la alimentación, que va más allá de la abstención de sal. O bien comer con sal de mesa fina tipo "light" que contiene poco sodio, un 66 % menos que la sal común (sales finas modificadas).

 

Contenido De Fibras De Ciertos Alimentos
(por orden de importancia de acuerdo a la cantidad de fibras)

alimento
Salvado de trigo
Porotos
Salvado de avena
Garbanzos
Arvejas
Pan de trigo integral
Frutilla
Manzana (con cáscara)
Pera (con cáscara)
Kiwi grande
Choclo desgranado
Naranja
Tortilla de harina de trigo
Banana
Ensalada mixta
Zanahoria
Brócoli
Alimentos de origen animal

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Alimentos que deben evitarse durante el embarazo

Debido a las modificaciones corporales naturales al embarazo es posible que se produzca algún tipo de intolerancia en relación a alimentos que en otras circunstancias eran aceptados con facilidad.

1 Por lo general suelen causar molestias los alimentos y condimentos fuertes de todo tipo, alimentos fritos, salchichas, pescado ahumado

1 salado y pastelería muy elaborada.

  1. Disminuir el consumo de todos aquellos alimentos de tercera categoría o sin valor nutritivo, desvitalizados, desmineralizados y desvitaminizados.

  2. En una alimentación correcta hay que evitar o disminuir el consumo fundamentalmente de aquellas sustancias que contienen cafeína, que excitan y estimulan el organismo, sin alimentarlo. Cuando la madre bebe café, el nivel de cafeína en la sangre del embrión alcanza de inmediato el mismo que el de la madre; pero mientras que en la madre la cafeína es eliminada con el tiempo, en el embrión el proceso de eliminación es mucho más lento. La cafeína se ingiere a través del café, el té, del cacao y de las bebidas con cola. Tomada en cantidades interfiere en el crecimiento y el desarrollo del feto, provocando nacimientos de bajo peso y aumentando el riesgo de abortos espontáneos, además de inhibir la absorción de hierro por el organismo.

  3. Conviene evitar también todos los alimentos en conserva o con preparación compleja, ya que cuanto más elaborada sea una comida, más se empobrece en elementos nutritivos a la vez que aumenta su contenido calórico.

  4. Es conveniente reducir el consumo de platos muy condimentados; de carne cruda o poco cocida –recuerde que la toxoplasmosis se transmi-te del gato a la vaca– ; de alimentos que puedan producir intoxicación, como los mariscos, mejillones u ostras.

  5. Alimentos refinados y elaborados industrialmente, usados para dar sabor y conservar, como también colorantes y aromatizantes; pastelería o repostería muy elaboradas.

  6. Es aconsejable también reemplazar el azúcar por otro tipo de endulzan-tes como la miel o el azúcar integral.

  7. En cuanto al alcohol, es prudente restringir su consumo en especial los tres primeros meses de embarazo –medio vaso de vino por comida puede significar un consumo moderado y no perjudicial para el bebé–. Es importante recordar que el alcohol pasa rápidamente a la placenta y que los problemas que implica una madre alcohólica son serios para el futuro bebé: un 20 % de los niños que tienen problemas mentales son gestados por madres alcohólicas.

  8. Evitar el exceso de azúcar y de sal (recuerde que la mayoría de los alimentos contienen algo de sal).

  9. Evitar aquellos alimentos que engorden.

  10. Preste siempre atención a las etiquetas de los alimentos, si en ellas encontrara que el producto contiene grasas, colorantes, sal, aditivos, calorías en exceso, etc., consúmalos con moderación y "desconfianza".

  11. También es importante eliminar los alimentos que estimulan la secreción de ácidos en el estómago como el café y el descafeinado, y sustituirlo por infusiones digestivas entre las que se encuentran la manzanilla, la hierbabuena o el té.

Menues De Orientacion Para Embarazadas
Por la licenciada en nutrición: Laura Edith Glaser
Antes del embarazo y Primer trimestre
Ejemplo: Menúes para embarazadas que realizan trabajos domésticos (2550 calorías)

EJEMPLO 1

ALIMENTO

DESAYUNO

Infusión

Té, mate cocido o café suave a gusto(poco recomendables)Salvia e infusion de anis(Rcomedables)

Leche.(semidesnatada)

250 cm³ o 1 taza

Miel

2 cucharaditas.

Queso untable

25 gr. (una cucharada sopera al ras)

Pan o galletitas (sin sal) o 25 gr.cereales integrales

 

yogur y fruta fresca

Una rebanada de pan o 5 galletitas

MEDIA MAÑANA

 

 

COMIDA

Caldo desgrasado

A voluntad

Carne(preferentemente,filete ,solomillo de ternera,pavo,pollo y aves sin piel)o pescado.(preferentemente pescado blanco,merluza,lenguado etc.

Nota:consumir pescado lo minimo posible,sobre todo los que contienes Mercurio

150 gr. (una porción mediana)

Vegetales grupo "A"

10 gr. c/aceite

Vegetales grupo "B"

Zanahoria y tomate

Legumbres.(judias garbanzos lentejas arroz)

60 a 100 gr.

Pan

Dos rebanadas

Fruta fresca

1 unidad (150 gr.)

  MERIENDA
Yogur 250 cm³
Queso untable fresco 25 gr. (1 cuchara sopera al ras)
Pan o galletitas 1 rebanada de pan o 5 galletitas.(todos los alimentos sin sal)
Mermelada, jalea o miel o frutos secos 30 gr. (1 cucharada sopera colmada)
Fruta fresca 1 unidad (150 gr.)
  CENA
Caldo desgrasado A voluntad
Pollo o pavo o huevo duro 100 gr.
Vegetales grupo "A" 10 gr. c/aceit (1 cucharada de postre)
Cereales  
Verdura Variada 150 gramos
Fruta en almíbar 2 mitades c/jalea (2 cucharaditas)
Nutrientes de este menú:
Hidratos de carbono 55 % 1402 calorías 350 gr.
Proteínas 20 % 352 calorías 95 gr.
Grasas 25 % 585 calorías 65 gr.
Vitaminas (ácido fólico) y minerales.

Alimentación clásica en la puérpera
Inmediatamente después del parto las recientes madres pierden parte del peso aumentado durante el embarazo. Este no debería ser menor que siete kilos; ya que alrededor de tres son del bebé, un kilo de la placenta, uno del líquido amniótico y sangre que se pierden en el parto y dos kilos por la reducción en el tamaño del útero y la pérdida del líquido extracelular o edemas por la orina. El resto del peso –aumentado en forma de grasas– se perderá más lentamente con ayuda de una dieta y de ejercicios físicos.
Es importante señalar que después del parto el organismo concentra todas sus fuerzas en el amamantamiento. El puerperio puede ser considerado a) inmediato: son las primeras 24 hs. después del parto; b) propiamente dicho: hasta el séptimo día y c) alejado: hasta la primera menstruación (menos de cuarenta y cinco días).
En la década del ’50 sólo el 25 % de las madres amamantaban a sus hijos y nada más que durante el primer mes de vida. En la actualidad el 98 % de las madres inician una lactancia natural, persistiendo en ella alrededor de un tercio después del tercer mes; mientras que otro tercio alimenta con mamadera y pecho y el restante, sólo con mamadera.
Muchos estudios realizados en Norteamérica e Inglaterra muestran que los niños alimentados a pecho con respecto a los alimentados a mamadera presentan un menor índice de enfermedades. Se duplica la frecuencia de infecciones, diarreas, vómitos en los niños alimentados artificialmente. La tasa de infecciones respiratorias es cinco veces más alta, así como la de internaciones hospitalarias. Tal vez esto se deba a los efectos beneficiosos de las inmunoglobinas que posee la leche materna y a que la composición nutricional de la leche de madre es ideal: 8 % de proteínas, 55 % de grasa y 37 % de hidratos de carbono. La leche materna contiene un 30 % más de proteínas que la leche de vaca.

La cantidad de leche en la madre que amamanta es muy variable: alrededor de 1000 centímetros cúbicos por día; está en relación con el gasto diario y se modifica con el tipo de alimentación y la ingestión de líquidos. Por eso es necesario que la madre que amamanta sustituya los líquidos que pierde en la lactancia mediante una regular ingestión de los mismos.
Durante la lactancia aumentan aún más las necesidades energéticas y alimenticias. Es importante procurar comer a menudo, dejando pasar tiempos prudenciales entre una y otra comida. De esta forma se mantiene una fortaleza continua, además de mantenerse constantes el contenido de la leche materna en proteínas, grasas, hidratos de carbono, vitaminas y minerales, permitiéndole al bebé ingerir los nutrientes que necesita. Una pregunta que todas las puérperas deben hacerse es qué tipo de comida deben ingerir si quieren amamantar a su hijo. La alimentación debe ser de fácil digestión, de alto valor nutritivo y estar formada por alimentos que no traspasen sustancias nocivas a la leche y que no le den un sabor desagradable.

Recomendaciones generales de la dieta

• Tenga en cuenta que “comer bien” no significa ni comer mucho ni comer basándose en alimentos caros.

• Todos los alimentos tienen un lugar en la dieta: varíe al máximo la alimentación, incluyendo todos los grupos básicos de alimentos y dentro de cada uno de ellos, alimentos de distintos tipos (fruta, verdura, etc.)

• Seleccione los alimentos en función de su calidad y no de la cantidad, por el mayor aumento de las necesidades de proteínas, de ciertas vitaminas y minerales, en comparación con las energéticas, sobre todo en el primer trimestre.

• Fraccione la alimentación en varias tomas (entre 4 y 6) a lo largo del día, con el fin de reducir las posibles molestias digestivas, conseguir un mejor control de la glucemia y no desequilibrar su dieta.

• Coma despacio, masticando bien los alimentos, en ambiente relajado, tranquilo, evitando distracciones (TV, radio, etc.) y ordenadamente: comience por el primer plato, después el segundo y por último el postre.

• Vigile el consumo de fruta. Además de vitaminas contiene azúcares sencillos que pueden favorecer el aumento de peso. No más de 4 al día.

• Evite el consumo de alcohol. Disminuye el aprovechamiento de ciertos nutrientes (proteínas, hierro, vitaminas del grupo B, calcio...), aporta calorías vacías y su abuso puede provocar malformaciones en el feto.

• Beba abundante líquido a lo largo del día, preferentemente fuera de las comidas para evitar molestias estomacales.

En el caso de mujeres que sigan pautas alimentarias alejadas del equilibrio anteriormente propuesto (dieta vegetariana, macrobiótica…) será conveniente el asesoramiento con profesionales sanitarios expertos en temas de alimentación (dietistas - nutricionistas), para revisar con meticulosidad el consumo habitual de alimentos y ver la manera de combinar los distintos alimentos con el fin de reducir el riesgo de déficits nutritivos.

La alimentación es clave durante el embarazo

El ácido fólico, indispensable para la embarazada
Seguramente el nutriente que está más directamente relacionado con la salud y el buen desarrollo del feto es el ácido fólico. Estudios clínicos muestran que una deficiencia de folatos incrementa notablemente el riesgo de que el feto sufra malformaciones neuronales y se incrementen las posibilidades de que sufra espina bífida.

El ácido fólico, conocido también como vitamina B9, se encuentra de forma natural en casi todas las verduras de hoja, de ahí su nombre folium, como las acelgas, grelos, espinacas y coles. También se encuentra en la remolacha, guisantes, garbanzos, cereales, lácteos y frutas como la naranja el melón o el plátano. Las carnes y pescados son pobres en folatos.

Una embarazada necesita diariamente una dosis de 400 microgramos de ácido fólico. Para dar una idea del contenido de ácido fólico de algunos alimentos podemos decir que una ración de 100 gramos de coles de Bruselas contiene 100 microgramos de ácido fólico; de espinacas, 80 mcg; de judías verdes, 50 mcg; de guisantes, 40 mcg. Dos rodajas de pan integral, 40 mcg. Hay alimentos enriquecidos con folatos, como cereales o algunos tipos de pan que ayudan a incrementar la ingesta diaria de las dosis necesarias.

Por lo general suele ser necesario recurrir a suplementos vitamínicos para mantener unos buenos niveles de ácido fólico en la alimentación de las embarazadas, pero hay que hacerlo siempre bajo supervisión médica, pues las sobredosis o la interacción del ácido fólico con algunos medicamentos pueden ser peligrosas.


El calcio
Es esencial para el desarrollo de los huesos y dientes del bebé. Una embarazada necesita al menos 700 mg de calcio al día. Se encuentra en todos los productos lácteos, las hortalizas de hoja verde oscura, el pan, las legumbres, los frutos secos, el pescado azul y en la soja. En el mercado hay muchos alimentos enriquecidos con calcio, como los cereales preparados o el zumo de naranja.

El hierro
Elemento primordial para la formación de la hemoglobina de los glóbulos rojos de la sangre. Se encuentra en las carnes rojas, pescados azules, hortalizas de color verde oscuro, legumbres, huevos, frutos secos, pan integral y en los cereales del desayuno.

Ácidos grasos Omega3
Intervienen en el desarrollo del cerebro del bebé y la formación del sistema nervioso en la etapa final del embarazo. Es abundante en los pescados azules, como caballa, sardina, salmón, arenque, atún.

Complicaciones de las carencias de yodo
150 microgramos de yodo diarios son suficientes para evitar los problemas que se derivan de una dieta baja en sodio. Males que no existirían si utilizásemos sal yodada: entre ellos, malformaciones en el feto, cretinismo (retraso mental y deterioro severo de las facultades motoras), enanismo, la sordomudez y otras malformaciones congénitas. Los adultos con una ingestión baja de yodo pueden sufrir hipotiroidismo.

Aunque la sal yodada es la que más cantidad de este mineral aporta al organismo, también el consumo de verdura proporciona yodo, fundamentalmente ciertas algas que se pueden encontrar en los herbolarios. Asimismo, es importante no sobreconsumir el yodo, porque también tiene efectos nocivos para el correcto funcionamiento de la glándula tiroides.Si se toman suplementos de yodo, se debe consumir entre 100 y 150 microgramos al día, para alcanzar una ingestión total de entre 150 y 200 microgramos. Si se toman algas como fuente de yodo es mejor utilizar las algas que tienen un contenido uniforme de yodo, tales como la kelp (kombu) o la hijiki. En cualquier caso, la sal es la fórmula ideal para tomar yodo, porque su consumo es diario, barato y accesible, y la sal yodada tiene el mismo sabor que la sal común.